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Preguntas más frecuentes

¿Cómo sé que debo iniciar un proceso terapéutico?

Cualquier punto de partida es válido, y el proceso puede iniciarse tanto desde la necesidad de resolver algo en concreto como desde el interés en el propio crecimiento, sin tener ninguna problemática determinada. Realizar un proceso terapéutico es beneficioso para cualquier persona en cualquier momento de su vida.

En general, a todas/os nos fastidia mucho tener que reconocer que solas/os no podemos. Pues no, TODAS/OS NECESITAMOS AYUDA, y a veces, solas/os no podemos. Pedir ayuda psicológica no es un signo de debilidad, todo lo contrario, no es más que una buena manera de solventar algo que nos hace sufrir.

Algunas señales que puedo identificar para reconocer si debo solicitar ayuda profesional:

  • Si siento que mi estado de ánimo ha bajado y predomina la tristeza

  • Si aparece el miedo en situaciones donde antes no lo había

  • Si sientes ansiedad con mucha frecuencia

  • Si notas que no puedes controlar tus emociones

  • Si notas un sentimiento de inferioridad en algunos aspectos de tu vida

  • Si necesito solucionar un problema concreto: Todos atravesamos en algún momento de la vida circunstancias y situaciones difíciles de gestionar. Dificultades en una relación, problemas de pareja o en las relaciones sexuales, un proceso de enfermedad, un duelo o un momento complicado que necesitamos resolver de la manera más sana, consciente y rápida posible.

SIN TENER UNA DIFICULTAD RELEVANTE:

  • Si "estoy bien" pero siento que "podría estar mejor".

  • Si tengo curiosidad por conocerme mejor.

¿Qué beneficios puede traer a mi vida empezar un proceso de psicoterapia?

  • Resolver el problema o malestar que sentimos. Muchas veces creemos que dando “tiempo al tiempo”, se resolverá el malestar que sentimos. Pero lo cierto es que casi nada se soluciona, si tú no haces algo para solucionarlo.

  • Ser escuchada/o sin juicio. Recuerda, un psicólogo no es un juez ni nada que se le parezca. Va a necesitar conocer muchas cosas de ti, de tus pensamientos, de tus emociones, de cómo te relacionas con el resto del mundo, pero esto será para poder evaluar cuál es el conflicto interno y poder guiarte en el tratamiento sin ir a ciegas, ajustándose a tus necesidades, pero nunca para hacer un juicio de valor ni recriminar, esa no es nuestra función.

  • Conseguir herramientas para solucionar el problema. Podemos desahogarnos hablando de lo que nos pasa con un amigo o un familiar; pero sólo nos servirá para eso, para desahogarnos. La/el psicóloga/o tiene la formación para aportarnos las herramientas de atención psicológica que nos sirvan para resolver el problema de manera efectiva.

  • Disminuir el malestar motivo de consulta. Este punto no se consigue sin el trabajo y el esfuerzo de la persona que acude a terapia. Debe ser un trabajo conjunto, pues si se deja todo en manos del terapeuta, no hay nada que hacer. Las/os psicólogas/os no somos gurús ni tenemos magia para hacer sentir mejor a nuestras/os pacientes. Es el conjunto de las técnicas y herramientas que utiliza el/la profesional, junto con la predisposición del cliente/a a tomar consciencia de su problemática y su trabajo personal, lo que hace que suceda un cambio de paradigma en el paciente.

¿Qué hago si no tengo nada que decir?

Esta es una de las preguntas más comunes que surgen durante las primeras sesiones psicológicas. Especialmente, si eres una persona reservada que no está acostumbrada a hablar sobre su vida privada con un auténtico extraño. No te preocupes, esto es algo normal. Comienza por indagar sobre cuál es el motivo de tu preocupación, el resto podrás hacerlo con ayuda y la guía de tu terapeuta, ¡para eso nos hemos formado!

¿Cuánto dura un proceso terapéutico? ¿Y cada sesión?

La respuesta a esta cuestión depende de muchos factores:

  • La longevidad, complejidad e intensidad del problema. Cuanto más tiempo lleva ocurriendo el problema psicológico, cuantas más áreas de la persona esté afectando, y mayor sufrimiento esté causando a la persona, más tiempo cuesta solucionarlo.

  • La predisposición del/la cliente al cambio. Las personas que realizan tareas y utilizan los recursos que les enseña la/el terapeuta tienden a mejorar de manera más rápida.

  • La calidad de la relación o alianza terapéutica. Hay evidencias de que la adecuación de esta alianza produce mayores resultados y en menor tiempo.

  • La frecuencia de asistencia a terapia. Cuanto menor espacio haya entre las sesiones, mejor alianza terapéutica se forma, y por ende, puede llegarse a una solución de forma más rápida.

A día de hoy es imposible cuantificar cuánto durará una terapia. Sin embargo, con el uso de herramientas de diferentes orientaciones, las más contrastadas por la evidencia y las que integran la totalidad del individuo, es posible realizar un acompañamiento de calidad adaptado a las circunstancias de cada paciente.

La duración de las sesiones depende de cada profesional. Mis sesiones son de 1 hora, y normalmente suelo aconsejar la asistencia semanal a terapia, al menos al principio.

¿Es normal tener ansiedad?

Sentir ansiedad de modo ocasional es una parte normal de la vida.

Sin embargo, las personas con trastornos de ansiedad con frecuencia tienen preocupaciones y miedos intensos, excesivos y persistentes sobre situaciones diarias; llegando incluso a interferir en las actividades diarias. La clave está diferenciar si esta sensación de ansiedad es difícil de controlar, desproporcionada en comparación con el peligro real y si dura más tiempo del que dura la situación que la provoca. En todos estos casos, la mejor opción es pedir ayuda a profesionales.

¿Qué diferencia hay entre estar triste y tener depresión?

La tristeza es una emoción que todos experimentamos, cumpliendo el papel de expresar el dolor ante eventos estresantes o perturbadores de la vida. Cuando la tristeza toma un cariz desadaptativo, hablamos de síntomas depresivos, es decir, cuando llega a ser abrumadora, continua, y pudiendo impactar drásticamente en la vida diaria de la persona. En el segundo caso, lo más recomendable es pedir ayuda profesional.

¿Qué diferencia hay entre un/a Psicólogo/a y un/a Psiquiatra?

La diferencia principal es que un/a Psiquiatra y un/a Psicólogo/a Sanitario/a tienen diferente formación: El/la Psiquiatra estudia Medicina y se especializa en enfermedades mentales. Se encarga de diagnosticar y tratar las enfermedades mentales abordándolos, prioritariamente, desde su parte fisiológica ya sea prescribiendo medicación u otro tipo de intervención médica que sea necesaria a fin de equilibrar la bioquímica del cerebro y reparar o compensar la fisiología que este deteriorada. Es decir, una diferencia fundamental, es que un/a Psicólogo/a Sanitario/a no puede recetar medicación, mientras que un/a Psiquiatra sí.

El/la Psicólogo/a Sanitario/a estudia la carrera de Psicología y luego realiza una especialidad en salud mental. Tiene como objetivo principal, evaluar y tratar las enfermedades y los desórdenes mentales abordándolos desde la rehabilitación psicológica, interviniendo de forma externa para modificar ciertos funcionamientos cerebrales disfuncionales. Todo ello a través de técnicas y herramientas para el manejo y ajuste de las emociones, las conductas y los pensamientos.

¿Es lo mismo ir a un/a psicólogo/a que tener una charla con un/a amigo/a?

Definitivamente no. Un psicólogo es un profesional de la salud mental que no nos conoce de nada ni tiene un vínculo afectivo con nosotros, por lo tanto, podrá ser objetivo con el problema que le planteemos sin dar opiniones personales. Pedir ayuda a un/a profesional, me da la opción de ponerle palabras a esto que me ocurre desde el punto de vista psicológico, y de encontrar por mí misma/o una solución, y/o comenzar un tratamiento de acuerdo al problema que le planteo.

¿Qué derecho a la privacidad tengo como paciente?

Las consultas son confidenciales. Siempre que no esté en riesgo la vida (o la integridad) del/de la paciente, o de terceras personas, los/as psicólogos/as de profesión están obligados a mantener el secreto profesional. Esto te aportará la tranquilidad para expresarte libremente en todo lo que necesites decir; puesto que lo que hables con tu psicóloga/o, se quedará entre tú y el/la profesional.

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